lunes, 23 de enero de 2012

Todo es luz; hasta la niebla.

Con la voluntad imperecedera del mar sobre los escollos
así mi recuerdo bate sobre el presente.
Lo difícil es dejarlo todo sin el caprichoso aliento del torbellino,
que lo muda todo a la forma del lodazal
sólo aventado por las alas de las avispas.

La madurez del tiempo no la da el tiempo mismo, sino el dolor,
y la impronta del dolor la quita el tiempo.
Impertinente trabalenguas para regalarse un respiro en la carrera hacia adelante.
No pierdas de las alforjas el alimento esencial,
pero nadie te aclara en cuál de ellas va el precioso sustento.

Siento el tremolar de la bandera sobre el palo mayor,
a pesar de que las velas aún no se levantan de la cubierta masacrada por la tormenta.
Todo es húmedo; hasta la luz.
Todo es luz; hasta la niebla.

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