domingo, 7 de abril de 2013

El frío


Bruma azul galáctica en la noche.
Los focos del parking exterior
de los centros comerciales
vigilan con frialdad
la soledad de los coches.

Abres el maletero;
te sumerges en la calidez de esa luz
que torna tu acerada tez en algo humano.
Guardas los víveres con los que vuelves a casa.
De nuevo otra puerta y otra y otra.
Oscuridad desatada por los fulgores que pulsas y te guían
hasta la penúltima estación:
en la alacena se guarda la compra y la pena.

Pero aún no has llegado.
El crujido, casi imperceptible,
del tabaco al arder
no pertenece a las hebras doradas al sol,
ni a tu corazón,
sino a mi deseo.

No olvides pisar la colilla cuando te lo acabes,
no vaya a ser que me consuma en la espera.


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