Desde el balcón de mi casa nueva se ve a lo lejos un letrero de Toys R Us. Brilla a lo lejos en la noche. La noche en la que el mundo blinda su intimidad y las condiciones se truecan en extraño juego: los juguetes dejan de serlo y somos nosotros, pobres animales que leen el periódico, fornican sin fines procreadores y se aburren, los que adoptamos la textura del plástico chino. La vida extrarradial tiene estas cosas. Habitaré dentro de poco en el penúltimo anillo del Infierno. Pádel y la promesa de una piscina cuando escampe en los meses en los que las sombras diurnas se extienden hasta más allá de las Horas Completas. Me he prometido a mí mismo que veré crecer mis plantas y mis sueños. Escribiré y anotaré los endiablados regates de mi corazón. Ahora me mudo. Hacer cajas con lo esencial es un ejercicio que nos emparenta con Noé: salvar especies para que no se extingan. Seguro que el hombre, además del salvamento del reino animal, hubo de ocuparse de seleccionar los enseres que lo rescatarían del naufragio después del Diluvio. No se acostumbra a hablar de la melancolía de Noé, un hombre que no volvió a ver el paisaje de su infancia, ni de su juventud enamorada. Mark Twain dio al mundo de la ficción Los diarios de Adán y Eva, una suerte de anotaciones ingeniosas sobre la vida de nuestros padres bíblicos. Pero, ¿y Noé? Ahora me agarro a su figura como un emblema inesperado que explicara el trasvase de mercancía en tiempos de inundaciones. ¿Cuántas especies perdería por el camino? , ¿qué rincones amados no volvería a ver tras las crecidas? Somos juguetes en manos del Tiempo. Hoy empieza todo.
Lo mejor de estar en el infierno es que nunca hay que volver a preocuparse de evitarlo.
ResponderEliminarEspero que no pierda la sana costumbre de deambular, aunque sea con menos frecuencia, por los recovecos de la city. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminar¡Hola, Manolo! Soy María de las Tinieblas, la hermana puta (y melancólica) de Mariluz from Alicante.
ResponderEliminarSólo quiero desearte mucha suerte en tu nueva andadura, y como curiosidad te cuento que yo trabajé al lado de ese Toys R Us que tú ahora ves: de hecho yo trabajaba allí cuando no había más que campo, y los obreros se la pasaban jincando pilones. ¡No hacían ruido ni ná!
Un besote...
Pero Noé bien sabía que después de la tormenta siempre llega la calma. Recuerda tomar mucho sol.
ResponderEliminarYa sabes quién soy.