Soy consciente de que en la compañía de producción de pollos a escala nacional donde trabajo muchos de mis compañeros sufren unas extenuantes jornadas y unas condiciones laborales que únicamente le dejan en los labios el agridulce sabor de la frustración pagada. Para mí la cría de pollos me parece una labor gratificante en el sentido de que todas las historias que van aparejadas a ella tienen un valor humano infinito. Esta mañana una colega querida me dijo que tal vez, a la hora en la que hablábamos (12:25 de la tarde), podría ser la flamante propietaria de un poni. Cuando la interrogué al respecto, me contó que este sábado en Sanlúcar de Barrameda se enamoró al instante del pequeño équido que un gitano rifaba con unas papeletas. Con algo de temor a que la suerte hiciera realidad sus deseos, le preguntó al hombre que, en el hipotético caso de que le tocara a ella, dónde lo guardaría. “Un poni ze mete en cuarquier lao, zeñora”. La mujer me dice que ya le tiene hasta el nombre: Brandy. “Es por el color”, me aclara. Con una cara de ilusión infantil indescriptible me enseña la papeleta, en la que figura la barriada del domicilio del gitano, su número de teléfono y la foto de un caballo en toda regla.
Se marcha a su corral. Ella forma parte de un experimento que consiste en dictar lecciones de historia de la filosofía a pollos recriados para ver de qué manera actúan en un contexto externo. El día de hoy se lo dedicará a Descartes. No me digan que poni, pollos y Descartes no es una combinación para venir a la granja todos las mañanas con una sonrisa de oreja a oreja. Prometo foto si se obra el milagro de la Fortuna y Brandy llega a nuestras vidas.
La lechuza de Minerva levanta el vuelo en el crepúsculo. Hoy es luna llena en Puebla y en Coria y en ese Rio profundo que va a dar a la mar.No tocó el pony pero sí la voz quebrada "Todo Música" en una noche de Aljarafe Sevillano, de Rock, de risas...inolvidable ¿cómo no?
ResponderEliminarLechuza