miércoles, 21 de marzo de 2012

De dientes y pies

Encías sangrantes. De urgencia a mi dentista tras salir de la granja de pollos que hoy han descubierto que el pienso suministrado con un poco de algodón dulce es menos digestivo pero más suave. Me recibe L., la joven ayudante de la doctora. “El sarro le está dañando las encías. Usted de seda dental poquito, ¿no?” Me encanta su desparpajo, su lenguaraz manera de decirte que tienes la boca de un hipopótamo en un zoo de 3ª. Se entusiasma ante la posibilidad de una limpieza bucal. “A mí esto me encanta. Lo que no soporto son los pies. Nunca trabajaría en un callista. Qué asco. En verano procuro no mirar al suelo y los míos, cuando tengo que pasarle la manopla, los enjabono de lejos”. Hace referencia a un shopping mall de las afueras de la City. En la época estival, unos vivales instalan unas palanganas de disseny y colocan peces dentro. El personal introduce sus pinreles y los animalitos succionan, chupan y muerden el tejido muerto y colgón de cada pie al módico precio de 8 pavos 40 minutos. “Y luego, al siguiente, ni le cambian el agua ni nada. Es asqueroso”. La joven me acerca su cara hasta el punto de dejarme ver con detenimiento unos ojos que tienen el color de un bosque otoñal en el Norte de Europa. Introduce la herramienta con decisión profesional, con la maña que dan 8 horas de buceo en las bocas cavernícolas de los pacientes. Son los mismos que arrancan el sudoku del HOLA y recortan fotos de novias para copiar ideas. L. llama a la doctora. Nada que ver. Observa y apostilla: “tiene usted la encía quemada; le gusta comerse las croquetitas recién hechas,¿eh?” La pregunta tiene más guasa que la de la seda dental. Pago lo que debo y me las piro. Volveré el jueves de la semana que viene al verde otoñal de la musa de esta fritanga de medianoche.

Cuídense las boquitas porque el mundo contemporáneo no perdona los caprichos de la Madre Naturaleza en cuestión de dientes (caídas, amontonamientos, amarilleo, etc.). Lo aprendí de mis pollos; cuando hemos visto en la granja algún film de antes de la democratización de la ortodoncia, todos han piado al unísono “¡qué asco!”. Suerte mañana.

2 comentarios:

  1. No se queje, buen Fritanga: dentro de la taxonomía de los fritos, la croqueta resulta aristocrática al lado de los churros de rueda que me tengo que comer yo a menudo en mi puesto de trabajo.
    Un saludo!

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  2. ¡Se siente!A las que la naturaleza, en su sabiduria, nos dotó de pico eludimos determinadas visitas de guantes de látex.
    Lechuza

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