viernes, 6 de abril de 2012

Ella Fitzgerald es el camino hacia la felicidad



Suena desde el salón "Cry me a river" en la voz de Ella Fitzgerald. Eva me concede este regalo matinal mientras me afeito antes de irnos al café Dell´Incontro a desayunar. Té, como siempre. Hoy me lo ha preparado Franco, el dueño de este maravilloso lugar. Juego de tetera de porcelana blanca y corte magistral de limón. No he podido privarme de felicitarlo por su elegancia en el servicio. Franco es un hombre discreto y se afana en disimular que le agrada el cumplido. Nos regala un pequeño huevo de Pascua mientras halaga la calidad del chocolate suizo. Luego, con disimulo le ha dicho a uno de sus camareros que nos dé a probar el helado de zuppa inglese recién salido. Nada de cucharillas de plástico; dos cucharas como dios manda para Eva y para mí, y plato de porcelana blanca para apoyarlas tras la degustación. 


Nos vamos a Locorotondo y a Martina Franca, conocida aquí como la pequeña Frankfurt. Esto se debe a que nuestro Fernando el Católico le dio a la población la autonomía administrativa y desde finales del siglo XV la ciudad no ha hecho más que crecer económicamente hasta el punto de que el Papa Wojtyla pasó por acá dejando un texto que una placa a la entrada de la ciudad recoge un tanto paradójicamente: "querido pueblo de Martina Franca, recibe a tu nueva generación con un constante y valiente amor a la vida y  confía en la palabra de Dios para que sepa resistir a la tentación de la seducción del consumismo y al secularismo". Casi na.

Volvemos a Conversano. Dicen que uno deja de sentirse turista cuando forma parte de la población de un lugar sin que ésta repare en su presencia. Tengo la suerte de que un tipo llamado Pasquale Sorfrizzi me corte el pelo en la barbería del pueblo. Aquí la gente habla dialecto, algo que te hace pensar que has cambiado de país con solo cruzar una puerta. No entiendo nada, así que me deleito con los movimientos magistrales del artista del corte. Si alguna vez he tenido presente la torpe función de las palabras para redibujar un momento vivido, creo que este es un caso claro. La precisión, los movimientos, el meñique flexionado en perfecto ángulo con respecto al antebrazo, la mirada ágil, el recorte de pelos orejeros (uno ya es mayor), el masaje posterior, la aplicación de la loción, etc. Que este hombre me cobre sólo 6 euros por esta obra maestra me parece un abuso. También afeita a navaja por la mitad.


Me las piro a cenar a una pizzería que ofrece una carta de casi 70 pizzas, además de un servicio impecable. Terra Rossa es un local incrustado en los bajos del castillo de la ciudad donde suena "Bésame mucho" en el hilo musical. Bicarbonato y a la camita. No puede haber nada mejor que abrir y cerrar el día con música.

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