El verano, esa dudosa hebra de tiempo que sólo en la mente de algunos afortunados resulta un bálsamo delicioso para las heridas del año, para mí es desalentador. Lo digo porque las visiones de mis estíos ideales nunca se hacen realidad, entre otras cosas, porque los golpes de un aluvión de propuestas sugeridas por los que te rodean desmantelan las bellas estampas que uno ha creado en su mente a lo largo de la vida.

Ante la negativa evidente del mundo a regalarte tales vivencias, uno puede recurrir al encierro y a la impagable aventura de satisfacer estos livianos deseos con la lectura. A esto hay que ponerle otra coda interrogativa: ¿a cuánta gente hay que matar para lograrlo? Leo hoy en el suplemento cultural de El Jarabe (el periódico global en español) un interesante artículo de Javier Aparicio Maydeu en el que hace un repaso a la escritura ensayística y diarística de diferentes autoras en torno al ejercicio intelectual. “Os pido que ganéis dinero y que tengáis una habitación propia”, esgrimía Virginia Woolf en su fabuloso ensayo Una habitación propia (Alianza Bolsillo, apenas 8 dólares. Corran a por él). Esta petición era lanzada con un deseo palpable: la mujer y su independencia, entendida ésta en su más alto y lato sentido. Añoro yo esa habitación propia igual que añoro mi verano. Me arrepiento de no haber tomado la palabra de mi querida prima Elena y su marido Marcos cuando me hicieron saber las vacaciones pasadas que existía la posibilidad de alquilar una habitación propia, con sus apósitos necesarios (salón, dormitorio, balcón, baño, etc.) a los pies de la Ría de Vigo. Me consuelo escuchando el Summertime (nana prodigiosa) de mi Porgy and Bess. Al arrullo de una mamá negra sueño que pronto llegará el otoño para seguir deseando mi propio verano. Felices vacaciones.
Vaya, Sr. Fritanga! Lamento disentir con usted frontalmente sobre este particular. Para mí el verano representa todo lo que tú apuntabas y más. Admito que este año habemos empezado con demasiado calor, pero por lo general, en el verano se actualiza el mayor de los sueños: las vacaciones! 'Nuff said.
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